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"SÓLO
NOS FALTA QUE LAS MIR SE QUEDEN PREÑADAS"
Sr. Director:
Al hilo del excelente análisis que efectúa Isabel San Sebastián en su columna de La Trastienda, el pasado 15 de mayo, titulada Discriminación, en la que reflexiona cómo se ha de dar solución al conflicto que entraña ser madre y al mismo tiempo trabajar fuera de casa y se pregunta sobre la posible bondad de que la Ley establezca discriminaciones positivas, he de ponerle de manifiesto que en nuestro país este tema no sólo está por resolver sino que se continúa discriminando legalmente a la mujer. Así, en la Ley del Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud, de 16 de diciembre de 2003, se establece una jornada obligatoria para la Mujer Médico de 48 horas a la semana, que según unos representan 2304 horas anuales y según otros 2704, es decir 329 ó 386 jornadas de 7 horas, muchas veces agrupadas en series de 24 ó 31 horas. Nadie puede asumir que tal dedicación al trabajo pueda permitir conciliar la vida familiar y laboral de las mujeres médicos. En definitiva el legislador ha impuesto la máxima de "mujer, médico y madre, mal". Incluso es peor durante el periodo de formación a través del MIR, donde se fomenta la idea de que la maternidad es incompatible con la formación. Aquí podríamos decir que "mujer, médico, madre y MIR, muy mal". El que suscribe, en su calidad de representante del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública), tuvo que oír en el Ministerio de Sanidad la siguiente frase textual “aquí no discriminamos a nadie, pero sólo nos falta que a las MIR les dé por preñarse" . Y ésta es una de las razones por las cuales, además de otras muchas que no procede comentar en esta carta, la anterior Ministra de Sanidad, Ana Pastor, no ha sido una buena ministra ni para la sanidad ni para la medicina ni para la mujer.
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