LA SANIDAD PÚBLICA NO ES UNA PRIORIDAD POLÍTICA

La Sanidad Pública no es una prioridad política. Es una realidad que cuesta decir sin tapujos. Que nos duele en el alma a todos aquellos que decidimos dedicar a ella nuestra vida. El deterioro es progresivo, sobre todo en lo fundamental: los recursos humanos. No somos rentables, es más, sólo ocasionamos gasto: medicamentos, intervenciones quirúrgicas. Desde un punto de vista sólo economicista, (“pura lógica”), para compensar el gasto que ocasionamos deben exprimirnos y ver si duplicando jornadas y cargas de trabajo se puede conseguir un ahorro en dicho capítulo. Además, al crear un nuevo hospital, un nuevo concierto económico o cambiar el mobiliario siempre puede obtenerse un beneficio adicional... pero de los recursos humanos, que no se pueden subcontratar y que, aunque cada vez menos, tienen la capacidad de protestar. ¡Nada! Y así, nos han ido menospreciando como profesionales y los hemos ido justificando y creyendo la frase de “no hay dinero” o alguna peor como “si seguís así vais a terminar con la Sanidad Pública”. ¡Mentirosos! La mayoría  ha seguido agachando la cabeza y tirando hacia delante, otros nos hemos agrupado en el SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública) y cuando hemos defendido que como seres humanos tenemos derecho a una limitación de la jornada laboral, con un mínimo de descanso diario y semanal y con una verdadera y limpia limitación de la jornada laboral anual, se nos ha contestado que “el bien común está por encima del bien individual” , que “faltan médicos para atender a toda la población”. Creen que solucionan el problema de una grave falta de planificación y de inversión y gestión económica colocando al médico como parapeto ante la opinión pública, al tiempo que lanzan mentiras como puños de las bonanzas de nuestro sistema sanitario y de la buena retribución de sus galenos. No faltan médicos pero sí faltan aquéllos que quieran trabajar en las condiciones que se les imponen. Pero no somos los médicos los más perjudicados de esta falta de interés político por tener una Sanidad Pública de calidad y sostenible, sino aquellos a los que estos políticos representan y  los que con sus votos los mantienen en el gobierno: los ciudadanos. Gente anónima que sufre y sufrirá las consecuencias del desgaste profesional creciente (unas dos terceras partes, si no más) y las frecuentes enfermedades profesionales  derivadas del mismo que sus médicos padecen. Sin duda la sobrecarga de horas de trabajo, falta de sueño y estrés repercuten en nuestra habilidad diagnóstica y terapéutica. Somos hombres y mujeres, y la licenciatura en Medicina no nos confiere inmunidad frente al agotamiento.

Concha Ferrer Tuset

Médico. Especialista en Medicina Interna

Delegada sindical del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública)