LOS MÉDICOS PREFIEREN LA SANIDAD PÚBLICA

Dr. D. Juan Benedito Alberola

Presidente del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública)

 

  Publicado en El Mundo el día 26 de julio de 2006

 

 

 

En octubre del presente año 2006 está prevista la puesta en marcha de la Asistencia Integral (Atención Primaria más Atención Especializada) del Departamento de Salud  22 de la Conselleria de Sanitat mediante el sistema de Concesión Administrativa previsto en la Ley 13/95 y posibilitado por la Ley 15/97 sobre habilitación de nuevas formas de gestión del SNS. La concesionaria es la empresa Torrevieja Salud-UTE compuesta por Bancaja y CAM (la aportación pública que garantiza a la empresa), por ASISA (la gran aseguradora privada que entra en el sistema público) y por Centro Médico Salus Baleares y por las constructoras Acciona y  Enrique Ortiz e hijos S.A. Se reproduce en esta segunda Concesión Administrativa el modelo de enero de 1999 de la primera (Ribera Salud II-UTE compuesta por Bancaja y CAM, ADESLAS y las constructoras Dragados y Lubasa).

 

Dejando aparte el debate político de cómo se debe de gestionar la Sanidad Pública, desde el SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública) opinamos que, con respecto al personal médico que se va a contratar por parte de estas empresas privadas, se vuelven a reproducir las mismas contradicciones que surgieron en enero de 1999. No vamos a tratar aquí el debate Medicina Liberal versus Medicina Socializada, pues, el médico, en este caso, es un trabajador asalariado cambiando únicamente si su empresario va a ser la Administración Pública o una empresa privada.


En la reciente Oferta Publica de Empleo Extraordinaria de 2001 acabada de resolver las plazas que han quedado vacantes, por no haber sido solicitadas por los opositores,  han sido precisamente las del Departamento de Salud 22. Ni dependiendo sólo funcionalmente, pues orgánicamente son trabajadores de la Conselleria de Sanitat, estas plazas han sido consideradas atractivas.

 

El personal médico que se contrate laboralmente, funcional y orgánicamente trabajador de la empresa privada,  tendrá unas condiciones laborales peores, entre ellas la de tener un despido prácticamente libre mínimamente compensado por una indemnización.

 

De ello, se deducen unas conclusiones demoledoras:

 

a)      Los médicos de la Sanidad Pública prefieren trabajar para la Conselleria de Sanitat antes que para una empresa privada.

b)      Las ofertas públicas de empleo en Sanidad están intencionadamente congeladas para que exista un mercado de médicos que pueda ser utilizado para la creación de nuevos hospitales y centros de salud, así como para el mantenimiento de los mismos.

c)      Se dificulta mediante mecanismos sofisticados que una vez se entra a trabajar en estas UTE se puedan salir de ellas. No hay traslados. No se reconoce el tiempo trabajado a efecto de trienios si se puede pasar a la gestión directa. No se reconoce tampoco este tiempo en los baremos de las OPE.

 

En fin pioneros, como siempre, en España de un sistema que sólo se mantiene por la sobreprotección que la Administración Pública le proporciona (el principal factor no controlable de la asistencia sanitaria que es el gasto farmacéutico no lo asume la empresa privada sino la Conselleria de Sanitat, entre otros). El ciudadano  debe saber lo que se hace con sus impuestos y también debe saber que existen opiniones favorables (campaña de publirreportajes prácticamente diarias en los medios de difusión), desfavorables (como las expresadas en este artículo por el SIMAP) y silencios que hacen hablar a las piedras.