Defensa del sistema MIR: Una vez más, y van...

 

    En esta misma revista, José Manuel Esteban Sobreviela, como Consejero de Médicos de postgrado, publicó el mes de junio un artículo titulado Seis igual a cero. En medio de una llamativa mezcla de ideas, se leen afirmaciones que resultan enormemente preocupantes, en especial viniendo de la persona que se supone representa a los médicos que han terminado la carrera en los últimos cinco años.

    Nuestra asociación sindical (AFIR) tiene como principal objetivo defender el sistema MIR y representar a los residentes, tanto a los que actualmente se encuentran en proceso de especialización, como a los que ya hemos culminado dicho camino. Nunca nos cansaremos de reivindicar la vía MIR como único cauce de especialización. Por ello debemos contestar a lo expuesto en el artículo, que en este caso resulta especialmente llamativo porque su autor está cursando actualmente la residencia; ante sus opiniones uno se plantea si no cree en el MIR o no cree en su MIR.

    La última frase del artículo no forma parte del contexto ni se deduce en absoluto la argumentación previa, si es que ésta existe. Expone una idea preocupante e inaceptable. Afirma que “ el mercado de la formación debería estar liberalizado”. Resulta difícil creer que se puedan expresar tantas cosas con tan pocas palabras.

 

    “Debería” implica que no se trata ni de una opción ni de una sola idea, sino de una obligación, que además no responde a necesidades coyunturales. “Estar”, en presente, habla de que ya tendría que haberse hecho, ni siquiera es algo a lo que se deba ir llegando poco a poco. “Mercado” rompe una de las mayores virtudes del sistema MIR, como es que no sólo no tiene para el especialista en formación exigencias económicas, sino que le proporciona su primer trabajo que, aunque escasamente remunerado, permite el inicio de su vida profesional. Un mercado implica una posibilidad de compraventa que rompe totalmente con esa idea. Con más o menos estrecheces, muchos hemos vivido de nuestro sueldo de residentes. “Liberalización”, palabra de moda y que se presenta como solución a casi todos los problemas, pero que no es en absoluto aplicable en este caso. Por ejemplo, el país más liberalizado del mundo (USA) no permite otra forma de especialización médica que la conseguida a través de la residencia. Cabría preguntarse: ¿podría liberalizarse la obtención de la condición de médico?.

 

    La aplicación de la idea expresada es clarísima: la formación especializada debe poder realizarse organizada por diversos grupos o estamentos con diversidad de sistemas (hospitales, facultades, escuelas, colegios profesionales y un etcétera tan largo como la imaginación y los intereses humanos). Esto constituye una brutal vuelta atrás, en más de 25 años, del hecho que determinó el cambio de la calidad de la asistencia sanitaria en nuestro país, algo que consideramos una conquista del sistema sanitario español: el inicio del funcionamiento del sistema MIR.

Mantener y defender el MIR como único sistema de especialización se fundamenta en tres pilares:

 

*Es una formación asistencial, y no académica, por lo que es la única que garantiza la formación de especialistas asistenciales.

 

*Mantiene el criterio de igualdad de oportunidades, consagrado en la Constitución , con una prueba de acceso igual para todos, objetiva, reproducible y difícilmente manipulable.

 

*Supone un primer paso de incorporación al mercado laboral y es un primer escalón perfectamente aceptable de la carrera profesional.

 

Las críticas al funcionamiento del sistema (el contenido concreto de la prueba de acceso o su frecuencia, las plazas convocadas, la calidad y uniformidad de la formación o su evaluación final, o el bajo sueldo y las condiciones laborales…) deben llevar a su mejora, pero nunca cuestionar su existencia.

 

    Las “prácticas” de carrera de medicina exigidas en la legislación comunitaria nada tienen que ver con la especialización y, precisamente en la mezcla de estos conceptos, radica uno de los vicios de base de la situación actual.

 

El análisis con detenimiento del problema de la formación del médico, general o especialista, excede de las posibilidades de este artículo. Es tan complejo que en realidad ninguno de los estamentos implicados ha querido hacerlo nunca, más allá de simples cuestiones coyunturales, cuando no estrictamente personales. Y así nos va, con problemas eternamente recurrentes y jamás resueltos, como por ejemplo los llamados MESTOS o las “ bolsas históricas “ de médicos sin especialidad. Se siguen creando situaciones irregulares que luego consolidan derechos y hay una permanente reivindicación de ciertos grupos de presión que quieren conseguir su parcela de poder.

  No parece que el actual Consejero de Médicos de Postgrado estén condiciones de aportar soluciones. En el desarrollo de la última huelga de residentes, el pasado año, se aceptó una regulación peor que otras que habíamos rechazado anteriormente. Habría que recordar al Consejero su participación en ese pactovergonzante.

 

  En estas condiciones, nos preguntamos ¿Quién tiene interés en que el problema no se resuelva de una forma definitiva, justa y correcta? ¿O sólo persiste por ineptitud?.

 

Miguel Pastor Borgoñón y Javier Catalá Barceló.

Asociación de FacultativosResidentes de la Comunidad Valenciana (AFIR).

 

Publicado en VALENCIA MEDICA (revista del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia), en Septiembre del 2000