LOS BUENOS DE LA MEDICINA

Dr. Juan Benedito Alberola

Presidente del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública)

 

Publicado en Diario Médico el  23 de diciembre de 2008

 

 

La profesión cuenta con dos hombres que han sabido defender nuestros derechos el diputado Cercas y el abogado Saggio.

 

Cuando existe un conflicto entre dos partes ayuda mucho a su resolución la existencia del hombre bueno (figura histórica que viene definida en los diccionarios como: “Persona que, en los actos conciliatorios y junto con el juez, procura la avenencia entre las partes demandada y  demandante”).  En muchos conflictos su resolución queda vinculada a encontrar estos hombres buenos, que no abundan en la sociedad actual en la que el mantenimiento de los derechos adquiridos está condicionada por la sumisión al poder político.

 

El conflicto puede quedar reflejado en el siguiente párrafo que muestra las condiciones de trabajo de los médicos españoles, y que fue declarado hecho probado en la Sentencia del Asunto SIMAP pronunciada por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas con sede en Luxemburgo:   “Los médicos que prestan sus servicios en los equipos de atención primaria son forzados a realizar jornadas de trabajo indefinidas, sin tope ni diario ni semanal ni anual, en las que se encadena la jornada ordinaria con el turno de atención continuada, y ésta con la jornada ordinaria del día siguiente, y todo ello repetido con la cadencia deseada por la Consejería de Sanidad, según necesidades unilateralmente programadas. De hecho, un médico realiza una jornada laboral ininterrumpida de 31 horas, sin descanso nocturno, todas las veces que se le programen a la semana o al mes, incluso con cadencia día sí y día no, procurándose la alimentación por sus propios medios, desplazándose a las visitas domiciliarias, en horario nocturno en el que no existe transporte público, en solitario y sin seguridad alguna, según su buen criterio.”

 

Los médicos encontramos un primer hombre bueno en el Abogado General Antonio Saggio que alarmado ante la magnitud de los hechos denunciados  emitió unas Conclusiones demoledoras favorables a las peticiones de la parte demandante, el SIMAP en nombre de los médicos españoles, que luego fueron asumidas íntegramente en la Sentencia del Tribunal de fecha 3 de octubre del 2000 y que reconocían la aplicación a los médicos europeos (no sólo a los españoles) de las Directivas Europeas relativas a promover la seguridad y salud de los trabajadores, lo que significaba el final de la jornada ilimitada, quedando con un tope de 48 horas semanales, el reconocimiento del tiempo de la guardia como tiempo de trabajo a todos los efectos y la obligatoriedad del descanso inmediato a la realización de una jornada nocturna (ver Diario Médico de 22 de noviembre de 2000).

 

El triunfo de la profesión frente al ‘opt-out’

 

Posteriormente hemos encontrado otro hombre bueno en el Eurodiputado Alejandro Cércas, que ha tomado como propia la reivindicación de impedir la modificación de las Directivas Europeas citadas y de mantener su lectura en los términos que expresó el Tribunal de Luxemburgo en su Sentencia del Asunto SIMAP. Varios años lleva nuestro hombre bueno batallando acerca de este tema, para impedir el recorte drástico de las conquistas sociales de todos los europeos, y por lo que respecta a nuestra profesión, de los Médicos (ver Diario Médico de 20 de octubre de 2004).

 

Es lógico pues, que desde el SIMAP,  reconozcamos el que estas dos personas, Antonio Saggio (Abogado General) y Alejandro Cércas (Eurodiputado) han hecho por la Medicina, entendida como una relación médico-enfermo satisfactoria, y por los médicos.

 

También es lógico que sepamos discernir como en el caso del dilema científico de quién fue el descubridor del virus del SIDA, quién actuó con honestidad a pesar de ser francés y periférico, y quién no lo hizo quizá presuponiendo que su condición de anglosajón y centralista, le garantizaba impunidad. En este tema Luc Montagnier (Premio Nóbel de Medicina de este año) es el SIMAP y Robert Gallo (bastante desprestigiado por su comportamiento) son los otros.