¿A quién beneficia el copago?
 

La defensa de la sanidad pública es uno de los pilares de la existencia del SIMAP y en nuestra andadura hemos establecido relaciones de cooperación con todos aquellos que siguen esta misma senda. Así nos encontramos con esta organización de la Comunidad de Madrid, CAS Madrid (Coordinadora Anti Privatización de la Sanidad), que tiene un gran compromiso y realiza una gran actividad en defensa de la sanidad pública. Esta es su página Web por si queréis consultar sus contenidos: http://www.casmadrid.org   

La casualidad, si es que existe, hizo que hace casi un año les llegara uno de los correos que os enviamos a los afiliados donde tratábamos el tema de la propuesta  de reforma de la Ley 15/1997 sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud que se iba a votar en el congreso de los diputados. Cuando parecía todo perdido, en los últimos minutos antes de la votación, nuestra acción conjunta hizo que a los diputados del PSOE les conectara la neurona de la congruencia  y votaran en bloque por la modificación de esta ley.  Fue aprobada con 173 votos a favor con el voto de ICV, PSOE, BNG, Nafarroa Bai y UPyD. En contra se ha colocado el PP147 votos. CIU y PNV se abstuvieron sumando 20 abstenciones.

Pero desgraciadamente, está conexión neuronal fue fugaz y duró los justo para conseguir ese resultado tan esperanzador. Nada más salir del hemiciclo, los diputados del PSOE ya se habían arrepentido y curado de ese contagio de  coherencia y compromiso.

Y la consecuencia es que ya no se ha vuelto a hablar más del asusto y siguen con la política de hechos consumados: se abren hospitales privados mientras se cierran camas públicas en varias comunidades autónomas.

CAS Madrid consiguió que medio millón de personas (500.000) apoyaran con su firma la derogación de esta Ley. Ahora tiene en marcha otra campaña ante el conocimiento de que en estos momentos, y con la excusa de la crisis, se prepara una nueva agresión contra todos los usuarios de la sanidad pública: la introducción de copagos, tasas o tickets en el momento de la utilización de los servicios sanitarios o en farmacia.

Todos somos conscientes de que en muchas ocasiones se produce un abuso en la utilización por parte de la población de los servicios sanitarios, sobre todo a nivel de urgencias, atención primaria y gasto farmacéutico. Muchos hemos pensado en ocasiones qué efecto tendría esta tasa, aunque fuera simbólica, disuasoria. Creemos sinceramente que no se puede abordar el problema por ahí, por lo menos no como única medida, si es que alguno de vosotros aún piensa en su utilidad.

Hace falta un abordaje valiente y comprometido de los problemas de la sanidad pública actual.

Por qué no empiezan por ajustar el presupuesto a nivel de gasto farmacéutico.

Dos puntos básicos supondrían un gran ahorro económico y una clara mejora de la calidad asistencial y de la satisfacción de los profesionales sanitarios.

1.- Limitar el vademécum de  los fármacos financiados por la seguridad social a aquellos que realmente han demostrado su eficacia, dos o tres de cada familia terapéutica. Esa responsabilidad de selección debe ser de la Administración, con criterios bien documentados, como también debe ser responsabilidad de la Administración la formación continua de sus trabajadores y no dejarla en manos, de forma casi exclusiva, de la industria farmacéutica. En estos temas hay mucha hipocresía. Habría que regularlo y controlarlo de forma estrecha antes de hacer pagar a los pacientes por una consulta médica. Es cierto que en el tema de limitar los fármacos financiados por la sanidad pública hay voces críticas que defienden que no se puede limitar la libertad de prescripción del médico. Pero entre respetar la libertad de prescripción del médico, la “Hoguera de las Vanidades” que ha montado la industria farmacéutica, la capacidad de financiación de la sanidad pública y el correcto hacer de los profesionales sanitarios, debemos poder encontrar ese “virtuoso término medio”. Para encontrarlo, lo primero es querer buscarlo y lo segundo, trabajar en ello.

2.- Invertir en recursos humanos:

Por qué no dan más tiempo a los profesionales para hacer su trabajo.

Que podamos atender a nuestros pacientes, evaluar la realización o no de pruebas complementarias o la instauración o no de un determinado tratamiento con la tranquilidad de que tenemos la posibilidad de hacer un seguimiento  clínico cercano que nos permitirá corregir el rumbo si  surgen incidencias. 

 Por qué no fomentan la relación médico paciente, siendo como es  la confianza mutua entre ambos la base de nuestra profesión.

La población en general no quiere hacer un uso abusivo ni de la asistencia sanitaria ni del uso de medicamento. La población lo que está es desamparada, confusa y desconfiada sin saber dónde acudir cuando tiene un problema. Si cada médico de primaria tiene un cupo adecuado de pacientes para poderlo conocer y atender correctamente, si se fomenta esa confianza en el médico y también en el equipo del centro de salud porque se trabaja al unísono, evidentemente preferirán esperarse a que les atiendan en su centro de salud que acudir a una servicio de urgencias, a no ser que sea una urgencia vital.

¿Por qué no  dan tiempo al médico y demás profesionales sanitarios para que desarrollen una educación realista y correcta de la población  en el uso adecuado del sistema sanitario público?

¿Por qué los políticos no dejan de aplicar el “todo vale en sanidad” porque tiene un alto rendimiento político?

¿Por qué dejan entrar sin freno a la empresa privada tanto a nivel asistencial como farmacéutico basándose en la falacia de que la gestión privada es más dinámica que la pública, cuando el verdadero problema es que los gestores que eligen para los lugares públicos no tienen, en general, ni la cualificación ni la motivación adecuada para desarrollar correctamente su trabajo, no tienen un verdadero programa de actuación y se mueven generalmente por intereses personales?

 La privatización de la sanidad es sinónimo de desigualdades sociales y de deterioro de la calidad asistencial y de empeoramiento de las condiciones laborales de sus trabajadores.

Parece que si se realizaran este tipo de medidas, muchos de los que en el “status quo” se llenan el bolsillo, no lo haría. Los trabajadores sanitarios no dan dinero ni poder, sólo problemas porque piensan, hacen su trabajo y generan gasto, y además reivindican mejoras en sus condiciones de trabajo y en sus retribuciones… 

Es importante tomar partido, y cada vez resulta más fácil que nuestro punto de vista, gracias a “Internet”, se sume al de muchos para que sea  una voz unitaria ante este tipo de actuaciones.

 El copago no es la solución, por lo menos no la única y desde luego es inaceptable si de forma previa no se ha dado solución a los problemas estructurales.

Ante la privatización creciente de la sanidad, cebe también preguntarse dónde se invertirá ese dinero recogido del copago ¿Va a repercutir en mejorar la sanidad publica? Porque si va a engrosar los dividendos de las empresas privadas, constructoras, aseguradoras o farmacéuticas, lo tenemos claro.

Está es la reivindicación de CAS Madrid y que os hago llegar por si queréis sumaros a ella entrando en su página Web para la recogida de firmas:

El copago no es ninguna solución y aumenta las desigualdades sociales. Es un nuevo impuesto a los enfermos y que supondrá pagar otra vez por algo que ya hemos pagado (la asistencia sanitaria se financia entre todos, vía impuestos).

Es por ello por lo que hemos lanzado una nueva campaña estatal de recogida de firmas y movilizaciones, y te pedimos que colabores firmando y difundiéndola:

 http://www.casmadrid.org