OTRA VEZ PASA EL VERANO Y LA SUSTITUCIÓN DE MÉDICOS
 

 

Dr. Juan Benedito Alberola

Presidente del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública)

 

 Publicado en El Mundo Valencia el martes, 21 de septiembre de 2010

 

 

La gestión de la Sanidad Pública tiene unas características propias. La asistencia sanitaria continua siendo indispensable proporcionarla según la fórmula 24x7x365 (24 horas durante los 7 días de la semana a lo largo de los 365 días del año). Los periodos vacacionales de la población tienen las mismas necesidades. El proceso del enfermar no hace vacaciones. Los médicos, sin embargo, no pueden trabajar indefinidamente, pues siendo de naturaleza humana necesitan sus periodos de descanso.

 

Todos los años durante el verano surge la misma noticia de que la Conselleria de Sanitat dispone de un Plan de Refuerzos y de Vacaciones, que consiste básicamente en un Plan de Sustituciones. Que en lo referente a los hospitales supone un 15% de sustituciones de médicos (fundamentalmente en la zona de puerta de urgencias) y en los centros de salud es de un  50%. Unos pocos consultorios auxiliares en las playas sirven de excusa para argumentar que se aumenta la disponibilidad de asistencia sanitaria. El falaz argumento de la falta de médicos, sirve como excusa de los bajos porcentajes de sustitución de facultativos.

 

Sin ninguna crítica consistente se acepta como dogma de fe, por parte de las entidades que presuntamente han de ejercer un control de esta gestión,  que la programación de la asistencia sanitaria sería excelente si los Planes de Vacaciones fueran más generosos en sus presupuestos, hasta llegar al 100% de las sustituciones.

 

No es cierto. La gestión de la Sanidad Pública, basada en los principios de equidad, universalidad y accesibilidad, necesita otro Plan Técnico que debe estar basado en otros criterios. El primero de ellos, es que si la enfermedad no conoce pausas, la asistencia tampoco la debe conocer. Las Plantillas de Facultativos deben ser suficientes para atender a la población en todas las contingencias comunes. Únicamente las catástrofes no previsibles deben suponer la necesidad de utilizar más personal médico que el que ya es habitual de plantilla. El segundo de ellos, es que no se pueden malgastar recursos económicos obtenidos de los impuestos de los ciudadanos. Un médico para poder trabajar en la Sanidad Pública necesita una inversión de 10 a 11 años de formación. Cuando acaba esta formación sólo puede y debe estar en disposición de ser sustituto los pocos meses que deben existir entre las ofertas públicas de empleo, que deben ser anuales y con tribunales por sorteo para evitar el sesgo del nepotismo y del clientelismo, y la finalización de su formación. En este periodo transitorio se debe estar en situación de expectativa de destino, ya que se ha superado una oposición (el examen MIR) y un periodo práctico (el periodo MIR) y ello no contradice en ningún momento los principios constitucionales de acceso a la función pública.

 

No deben existir Planes Vacacionales, sino Planes de Asistencia Sanitaria Global de todo el año con plantillas suficientes de médicos. No deben existir médicos sustitutos, fuera de los citados periodos transitorios, sino médicos de plantilla. En estos momentos existe una adecuación programada del número de estudiantes de medicina y del número de plazas de formación por el sistema MIR. Esta adecuación se debe corresponder con el número de médicos necesarios para dar una asistencia correcta a la población.